Siestas
¿Por qué son importantes las siestas?
El sueño es importante para el crecimiento, el desarrollo y la salud general de los niños. En los bebés y los niños, el tiempo total de sueño incluye las horas que duermen durante y la noche y las siestas que toman durante el día.
La cantidad de horas de sueño que necesita un niño depende de la edad. Si bien todos los niños son diferentes, estas son las recomendaciones de los expertos:
- Bebés (0 a 3 meses): 14 a 17 horas. Los bebés suelen dormir y despertarse a lo largo de las 24 horas del día, despertándose cada una a tres horas para comer.
- Bebés (4 a 12 meses): 12 a 16 horas. Aproximadamente a los cuatro meses de edad, comienza a establecerse un ritmo de sueño. La mayoría de los bebés duermen más horas durante la noche y toman entre 2 y 3 siestas durante el día.
- Niños pequeños (1 a 2 años): 11 a 14 horas. Los niños pequeños tal vez continúen tomando dos siestas, pero la mayoría de ellos toma una sola siesta durante el día al llegar a los 18 meses de edad.
- Niños en edad preescolar (3 a 5 años): 10 a 13 horas. Muchos niños en edad preescolar duermen lo suficiente por la noche y dejan de tomar su siesta por la tarde.
- Edad escolar (6 a 12 años): 9 a 12 horas. Los niños mayores de 6 años deben dormir únicamente durante la noche. Si su hijo toma una siesta habitualmente, establezca un horario para dormir que le permita completar la cantidad de horas recomendadas de sueño.
¿Cómo puedo saber si mi hijo necesita tomar una siesta?
Es posible que los niños necesiten tomar una siesta si no duermen lo suficiente durante la noche. La mayoría de los padres subestiman la cantidad de sueño que los niños necesitan; por lo tanto, recuerde estas horas de sueño recomendadas cuando planifique los horarios de siesta y de sueño nocturno. Si un niño está somnoliento, es posible que se frote los ojos y se vea cansado, o que se porte mal o tenga otros problemas de comportamiento.
Pregúntese a sí mismo:
- ¿Mi hijo parece estar adormilado durante el día?
- ¿Mi hijo está inquieto, irritable o de mal humor, especialmente en las últimas horas del día?
- ¿Cuesta muchísimo que mi hijo se levante por la mañana?
- ¿Mi hijo está desconcentrado, impaciente, hiperactivo o agresivo?
- ¿Mi hijo tiene dificultad para concentrarse o seguir instrucciones?
Si usted contesta afirmativamente a cualquiera de estas preguntas, considere la posibilidad de hacer reajustes en el horario de sueño diurno y nocturno de su hijo.
¿Cómo puedo ayudar a mi hijo a tomar una siesta?
La clave puede residir en algo tan sencillo como ayudarlo a desarrollar lo antes posible una buena rutina para hacer la siesta. La música ligera, las luces tenues y un cuento tranquilo pueden ayudar a los niños a prepararse para la siesta.
Ponga al bebé a dormir la siesta mientras está adormilado pero no dormido. Esto lo ayudará a conciliar el sueño por sí mismo, una habilidad que se volverá más importante a medida que su hijo se vaya haciendo mayor.
Para los niños pequeños y en edad preescolar, fije el horario habitual de las siestas lejos de la hora de acostarse por la noche. Respetar un horario para la siesta puede resultar un desafío. Muchos niños todavía aman dormir la siesta, pero otros no quieren perderse nada y hacen todo lo posible para no irse a dormir. Si su hijo deja de dormir las siestas durante el día, considere adelantar la hora de acostarse para dormir por la noche.
¿Qué debo hacer si mi hijo se rehúsa a dormir la siesta?
No permita que la hora de la siesta se convierta en una batalla; no puede forzar a un niño a dormir. Si su hijo se rehúsa a dormir la siesta, asegúrese de que tenga un momento de tranquilidad.
Durante este rato, deje que su hijo lea libros o juegue tranquilamente en su habitación. Con frecuencia, los padres se sorprenden por lo rápido que un momento tranquilo se convierte en un rato de sueño. Y aunque los niños no duerman, obtienen algo del descanso tan necesario.
Puede llevar algo de tiempo dar con una rutina que facilite el sueño. Hable con el médico si tiene dudas o preguntas sobre el sueño del niño.