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La vista, el oído y otros sentidos de su bebé: 8 meses

Su bebé aprende sobre el mundo a través de las imágenes, los sonidos, los sabores, los olores y las texturas de su entorno.

¿Qué tan bien ve mi bebé?

La vista de su bebé ha estado madurando durante muchos meses y ahora es capaz de ver bastante bien de cerca y de lejos e, incluso, de enfocar objetos que se mueven rápidamente. Las habilidades motoras de su bebé están colaborando con la vista (coordinación mano-ojo) y es posible que su bebé pueda ver un juguete desde el otro lado de la habitación, enfocarlo, desplazarse hasta él, tomarlo y explorarlo de muchas formas diferentes.

Las caras conocidas de sus seres queridos siguen siendo los objetos favoritos de su bebé, pero también es posible que disfrute observando las imágenes en libros, sobre todo, las imágenes conocidas. Tal vez a su bebé le encanten los objetos compuestos por partes o piezas móviles y pase mucho tiempo observándolos fijamente y manipulándolos, intentando averiguar cómo o por qué funcionan. Saque a su bebé de paseo para que vea lugares nuevos e interesantes. Señale lo que vea y diga el nombre.

¿Entiende mi bebé lo que digo?

Su bebé lleva oyéndole desde antes de nacer y está empezando a conocer algunas palabras de uso habitual, como pelota, taza y biberón.

También sabrá que su bebé le oye y le entiende cuando le pregunta “¿Dónde está papá?” y mira hacia él; o cuando le dice “Ve y busca la pelota” y su bebé gatea hacia ella. Su bebé ya debería responder a su propio nombre y levantar la vista (y, por lo menos, detenerse) cuando le dice “¡No!”.

Nombrar objetos sencillos a lo largo del día refuerza el mensaje de que todas las cosas tienen su propio nombre. Su bebé está aprendiendo cómo se llaman los objetos de uso habitual y almacenando esta información hasta el momento en que pueda formar palabras. Durante este periodo, su bebé hará más y más sonidos reconocibles, como “ga,” “ba” y “da”.

El gusto y el olfato

En torno a esta edad, su bebé estará desarrollando sus preferencias alimentarias. Siga ofreciéndole alimentos con una variedad de sabores y olores, y no desista si su bebé no los acepta al primer intento. Un bebé puede necesitar 10 intentos o más para aprender a apreciar un alimento nuevo.

Explore también el sentido del olfato del bebé. Utilice los olores para ayudar a su bebé a entender mejor el mundo que lo rodea. Una salida al aire libre le puede ofrecer una amplia variedad de olores, desde el dulce perfume de las flores hasta el olor inconfundible del césped recién cortado.

El tacto

Su bebé se irá desplazando de forma más independiente conforme vaya aprendiendo a arrastrase, gatear o andar. Esto significa que puede ir y tocar las cosas que quiere tocar. Después de asegurarse de que no haya objetos calientes, afilados o peligrosos por otro motivo con los que su bebé se podría lesionar, ni objetos pequeños que se podría llevar a la boca, permita que su bebé explore las texturas y las superficies de su casa y de su jardín.

Deje que su bebé descubra cómo se pone blando un plátano en la bandeja de su silla y lo duros y fríos que se notan los cubitos de hielo. Haga que su hijo pase suavemente la mano sobre la superficie rugosa de un papel de lija y luego toque la superficie fría y lisa de un fregadero de acero inoxidable.

Por descontado, sus caricias afectuosas siguen siendo el tacto más importante que conoce su bebé, de modo que dé a su bebé abrazos y besos siempre que pueda.

Si está preocupado

Lo más probable es que ya haya abordado cualquier preocupación que pudiera tener sobre la vista de su bebé. Pero asegúrese de hablar con el médico de su bebé si detecta cualquier problema, como los siguientes:

  • ojos que siempre se orientan hacia dentro o hacia fuera o que no se mueven juntos
  • incapacidad para ver o reconocer objetos o gente que están lejos
  • lagrimeo, secreciones, formación de legañas o enrojecimiento ocular habitual
  • bizquera frecuente o sensibilidad a la luz
  • párpados caídos
  • frotarse o rascarse los ojos de forma excesiva

Si le preocupa cómo oye su bebé, consulte con su médico, sobre todo si su hijo no está balbuceando, imitando sonidos ni respondiendo a su voz o a los ruidos de su entorno.